Las microfinancieras deben financiarse más con depósitos. A la par que los promueve, el FOMIN busca interesados en implementar un producto con raíces en las finanzas populares: el ahorro programado
Fermin Vivanco / Washington, DC,Junio 29, 2010 |
Los partidarios del acceso al financiamiento en la región, incluidos gobiernos y donantes, han hecho hincapié en la importancia del ahorro como un servicio financiero de gran demanda para microempresarios de la región y otras poblaciones sin acceso.
Sin embargo, según Robert Vogel, quien ha asesorado a los donantes sobre la movilización de ahorros desde su artículo “La mitad olvidada” (*), se han llevado a cabo muy pocos esfuerzos para desarrollar el ahorro programado, el único producto diseñado específicamente para que los clientes vayan acumulando capital. Este es un campo en el que hay margen para crecer y posibilidades de buena recepción del público.
La demanda de ahorro programado tiene sus raíces en los mecanismos financieros informales, que han funcionado desde mucho antes de la revolución microfinanciera. Las asociaciones rotatorias de ahorro y crédito —llamadas “tandas” en México o “pasanaku” en Bolivia— son un precedente informal del ahorro programado. Las familias las utilizan retirando un monto determinado cada cierto tiempo con el cual financian bodas, fiestas de 15 años de sus hijas, la Navidad o la mejora de las casas y la compra de mercancías para las tiendas.
De acuerdo a Natasha Bajuk, especialista en remesas del FOMIN, la popularidad de las “tandas” demuestra que la falta de servicios de ahorro formal para acumulación representa una ventana de oportunidad para las instituciones microfinancieras (IMF). Natasha ha comprobado el uso frecuente de la herramienta, conocida como “sanes”, entre las mujeres pobres de República Dominicana. Ella ahora trabaja con el Banco Unión, una de las principales instituciones financieras dominicanas, para desarrollar un producto de ahorro programado vinculado a las remesas.
El ahorro programado es un instrumento orientado a las necesidades de los clientes que las IMF han desarrollado poco. El producto ha sido escasamente ofrecido en el contexto microfinanciero de América Latina y el Caribe, donde la movilización masiva de pequeños ahorros sigue siendo un reto para muchas instituciones de microfinanzas reguladas y para los bancos comerciales que ingresan a la industria microfinanciera.
Además de su indudable valor para el público, el ahorro programado puede ser sustancial para la operación de las IMF. Una base estable de depósitos locales contribuye a reducir la dependencia del financiamiento externo. Sin ir más lejos, durante la crisis financiera de 2008 y 2009, las IMF que dependían más de financiamiento externo fueron más vulnerables que aquellas financiadas con ahorro.
Aunque hay varios casos de éxito en movilización de ahorros, como el de varias cajas municipales en Perú, todavía hay mucho trabajo por hacer. Se estima que sólo el 10% de las personas de bajos ingresos en la región tienen cuentas de ahorro. Incluso en aquellas entidades que son exitosas hay retos por resolver. Un ejemplo puede demostrarlo.
Supongamos que, como muestra la tabla, una IMF tiene 100,000 cuentas de ahorro con un depósito promedio de US$174 dólares. A priori, estos números totales son un éxito, pero un análisis más detenido revela un panorama distinto.
| Clientes | Ahorro promedio | Ahorros movilizados |
Depósitos a la vista (2) | 98.500 | US$ 24 | US$ 2.364.000 |
Certificados de depósitos (1) | 1.200 | US$ 12.500 | US$ 15.000.000 |
Ahorro programado | 300 | US$ 40 | US$ 12.000 |
Total | 100.000 | US$ 174 | US$ 17.376.000 |
El ahorro de esta IMF se compone, fundamentalmente, de un número muy reducido de grandes depósitos a plazo fijo (1), posiblemente de personas de mayores ingresos y de organizaciones, y un gran número de pequeños depósitos a la vista (2).
Este ejercicio no es irreal: el ejemplo es una situación común en muchas instituciones microfinancieras. Los productos de depósito con mayor peso en la cartera son aquellos que los clientes utilizan para la gestión de su propia liquidez, como los depósitos a la vista, que se pueden convertir en efectivo rápidamente, y los depósitos a plazo, empleados para obtener algo de rentabilidad durante un tiempo determinado mientras no se necesita la liquidez. Pero el ahorro programado tiene un peso marginal.
En FOMIN hemos asumido un compromiso activo en el desarrollo de la herramienta. Queremos contribuir a que los microempresarios y población de bajos ingresos accedan a servicios de ahorro, y en particular al ahorro programado. En breve, lanzaremos una convocatoria para conocer el interés de la industria en la implementación de productos de ahorro programado.
¿Tienes interés en lanzar productos de ahorro programado?
Si deseas saber más acerca de este tema y de la iniciativa del FOMIN para favorecer el ahorro como alternativa de financiamiento en la industria microfinanciera, por favor escríbenos a pro-savings@iadb.org. Estaremos atentos a tus inquietudes.
Si deseas saber más acerca de este tema y de la iniciativa del FOMIN para favorecer el ahorro como alternativa de financiamiento en la industria microfinanciera, por favor escríbenos a pro-savings@iadb.org. Estaremos atentos a tus inquietudes.
(*) Vogel Robert C., “Movilización de Ahorros: La Mitad Olvidada de las Finanzas Rurales”, publicado en Crédito Agrícola y Desarrollo Rural: La Nueva Visión, Dale W Adams, Claudio González Vega, y J.D. Von Pischke, editores, Ohio State University, 1987.
No hay comentarios:
Publicar un comentario